
Apple ha anunciado la salida de Jeff Williams como director de operaciones (COO), un movimiento que implica una importante reestructuración interna. Williams, quien se retirará a finales de año, será reemplazado por Sabih Khan, hasta ahora su segundo al mando y experto en la cadena de suministro. Sin embargo, lo más relevante es que muchas áreas clave de la compañía, como el equipo de diseño, comenzarán a reportar directamente a Tim Cook, el CEO de Apple, consolidando en él un control sin precedentes sobre los departamentos estratégicos de la empresa.
Este cambio rompe con la tradicional estructura jerárquica de Apple, donde históricamente existían varios mandos intermedios y una clara delegación de responsabilidades. Ahora, con Cook a punto de cumplir 65 años y sin fecha clara de salida, la centralización del poder en su figura es más evidente que nunca.
Esta noticia es trascendental por varias razones:
- Centralización del poder: Tim Cook asume más responsabilidades directas, algo poco habitual en empresas de este tamaño y relevancia. Aunque Cook es reconocido como un excelente gestor, la falta de delegación puede generar cuellos de botella y dificultar la innovación, especialmente en áreas donde la creatividad y la autonomía han sido históricamente claves, como el diseño y la ingeniería.
- Desafíos para el sucesor: El próximo CEO de Apple heredará una estructura mucho más centralizada y personalizada en torno a Cook. Esto puede dificultar la transición, ya que el nuevo líder deberá integrar y coordinar áreas que ahora dependen directamente del CEO saliente. Además, la ausencia de experiencia transversal en candidatos como John Ternus, favorito para la sucesión, puede complicar aún más el proceso.
- Momento crítico para Apple: La compañía enfrenta retos como la inteligencia artificial y la retención de talento. La salida de figuras clave y la concentración de poder pueden afectar la capacidad de Apple para adaptarse y liderar en nuevas áreas tecnológicas.